Big Fish The Yacht Company
Los multimillonarios suelen encargar superyates para disfrutar de la privacidad en el agua sin escatimar lujos. Dicen que Roman Abramovich ordenó construir sistemas antimisiles y antipaparazzi en su Eclipse y alguna vez se vio a Larry Ellison jugar al baloncesto en la cubierta del Rising Sun. Estas joyas flotantes superan con creces los 100 millones de euros, si bien sus propietarios no suelen pasar largos periodos de tiempo a bordo. Por no hablar de disfrutar de largas travesías.
El británico afincado en Hong Kong, Richard Beattie, también tuvo una embarcación tan grande como poco funcional. Pero se dio cuenta de que no podía navegar hasta los lugares más recónditos del planeta como él deseaba, así que acabó deshaciéndose de ella y concibió el Big Fish, un superyate para exploradores, eso sí, pudientes.
El arquitecto naval Gregory Marshall fue el encargado de trazar las líneas exteriores e interiores de la criatura de Beattie y el astillero neozelandés McMullen&Wing, de construirlo.
Además de estar disponible para aventureros aficionados al mar y al confort, el Big Fish también está en venta, a través de la compañía Y.CO, por 26.500.000 euros.
Big Fish es una embarcación de 45 m de eslora con casco de acero, rompehielos y superestructura de aluminio (no podría irse a pique como el Titanic). Diseñada por Greg Marshall, la han construido los neozelandeses McMullen & Wing.

Big Fish, con sus 45 metros de eslora, 9 de manga y 3 de calado.
Capaz de navegar durante cinco meses sin tocar puerto ni repostar. Con casco de acero y rompehielos, el ‘Big Fish’ se puede alquilar por 183.000 €.
La filosofía de su diseño responde a la visión de su propietario, Richard Beattle, un empresario, aventurero y entusiasta submarinista de Hong Kong que, tras conversar con el capitán de su anterior navío (un Azimuth), esbozó lo que debe ser un yate oceánico: «Una nave capaz de transportar de forma segura, divertida y cómoda a su propietario, huéspedes y tripulación por cualquier océano». A tal fin creó Aquos Yatchs, empresa encargada de hacer esta idea realidad, así como de su comercialización. Beattle supervisó la construcción de Big Fish los tres años de su proceso. «Buscaba un barco capaz de navegar cuatro o cinco meses sin tocar puerto y sin preocuparme de dónde cargar combustible».
En 2011 fue el primer yate en circunnavegar ambos polos en una singladura. Su silueta poderosa y angular encaja con la de un crucero de altura, tanto por su capacidad para surcar el océano como por el estilo y funcionalidad a bordo. Ejemplo de ello es el jacuzzi al aire libre o la cabina del patrón, que ocupa casi toda la tercera cubierta. Imagínese despertar en esa suite durante un crucero antártico y que las cortinas automáticas se descorran para mostrar uno de los panoramas más espectaculares: 270º de visión de aguas australes, bancales e icebergs, aguas frías rebosantes de vida: ballenas, focas, pingüinos y cormoranes.
POTENCIA. Sus dos motores Caterpillar 3508B (1.050 cv) se encargan de propulsarlo a una velocidad de crucero de 15 nudos (28 km/h) y una autonomía de 5.000 millas náuticas (o 9.260 km a 8 nudos, la autonomía del navío dobla esa distancia).
Su equipamento incluye los más recientes sistemas de ayuda para la navegación por satélite y anticolisión, radar, sónar y comunicaciones por banda ancha. La redundancia de tecnologías garantiza la seguridad y la comunicación permanente. Además, el sistema Kaleidascape distribuye la señal por todo el barco: wi-fi, música y TV multisatélite.
YCO, la empresa que chartea el Big Fish, alterna su ruta polar con cruceros por el Pacífico Sur, Polinesia y otros lugares del globo. Para las aguas tropicales, dispone de una flota de juguetes acuáticos como la tender Triple Ripple, una lancha de 7,8 m (autonomía de 480 km). Además, incluye dos veleros RS Feva, dos tablas Liquid Force, otras tantas de windsurf, un par de kayaks y estación de buceo.
Se trata de una nave respetuosa con el medio ambiente, pero también con unos Jimmy Choo. El suelo de la cubierta está construido con una innovadora resina de granito cuya aplicación permite que se usen tacones sobre cubierta, algo impensable hasta ahora en todos los yates de lujo del mundo.
DISTRIBUCIÓN. El Big Fish dispone de cuatro camarotes dobles en la cubierta principal, transformables en dos suites más la ya comentada del patrón (todas con baño privado y una capacidad total para 10 invitados). Además, posee una gran sala de estar con una pantalla JumboTron, un comedor y un gimnasio. Sobre cubierta, unas mamparas abatibles permiten crear una falsa playa sin arena con 14 m de manga.
Con reservas de combustible, agua, suministros y carga especializada, cualquier aventura es posible. Basta plantear una idea y tener los 183.000 € que cuesta alquilarlo una semana (o comprarlo por 21,7 millones). Con una rápida reconfiguración, puede pasar de crucero de lujo a transporte de medicinas, material de construcción a zonas remotas o suministros a equipos científicos casi aislados.
En marzo de 2013 está prevista la entrega de su hermano mayor: el Star Fish (50 m). En palabras de Beattle: «La imaginación es el límite».
Ficha técnica Big Fish
Año de construcción: 2010 (Nueva Zelanda)
Astillero: McMullen&Wing
Eslora: 45 metros
Manga: 9 metros
Calado: 2,56 metros
Casco: Acero
Superestructura: Aluminio
Diseño exterior e interior: Gregory Marshallz
Velocidad crucero: 13 nudos
Capacidad combustible: 92.000 litros
Autonomía: 10.000 millas
Camarotes: Cinco
Pasajeros: Ocho
Tripuación: Diez
http://www.ycoyacht.com/